diciembre 31, 2010

la mañana del viernes (cáncer III) |Huacanqui|

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Uno

La mañana del viernes
Primer día de Otoño

Las copas de los Árboles parecían seducidas por el viento, abanicando sus ramas al son de un ir y venir, con armonía danzaban aquellos caballeros de madera, con la suave brisa, por un instante logro observar una hoja caer a mis pies, antes por breves segundos se mantuvo en el aire, podías el perderte entre las tantas que yacían en el suelo, mirando ese conjunto me imaginé en el Pasado, preguntándome -¿Qué fue lo que dejó este encuentro?-

En aquella banca las iniciales de nuestros nombres, encajaban en un corazón, que por el clima crudo de esta capital, ahora yace entre la vida y la muerte, para solo ser borrado por los días, ya que de eso, ya hace mucho, fue en un Otoño, cuando las voces se juntaron para decir ‘Te Amo’.

Bajo la sombra de uno de estos Caballeros engañado por el tiempo, sumergido en el olvido, hace las veces de testigo, buscando alivio en rozar su fuerte tronco, apoyando mi existencia demacrada en aquel Caballero de hojas oxidadas que por instantes el viento golpeaba dejando caer sus lagrimas marchitas, caen hacia el olvido, hacia un mundo perdido por la Naturaleza, solo deja que el tiempo siga su curso, solo este guerrero siente envidia, porque solo es el hombre, el ser en la tierra, capaz de cambiar su estrella. En el espacio de mi Memoria, la luz disminuía, el cielo es de un gris con pronunciaciones plomizas, que mas que nada produce tristeza. Es tristeza lo que siente en el corazón aquel hombre, que yace ahora en aquella banca, preguntándose que fue lo que paso, preguntándose a si mismo, si es así como debe de terminar todo.

El viento fue Frío, dejaba aquella sensación de Soledad y de buscar cobijo, es cuando resalta aquel pañuelo de colores gruesos, que cubría con gracia y sutileza aquellas líneas acarameladas, cada segundo que pasaba una brisa gustosa daba muestras de bondad  y golpeaba con gracia aquel pañuelo envidiado, dejando ver su piel tostada por el verano, piel suave, risueña, un collar dibujaba su delicadeza, líneas hermosas que eran un gozo enorme, dejando ver en el un corazón por la mitad. Me acuerdo que se lo regale para un cumpleaños, pero la verdad, de eso hace ya muchos años. Desde aquella vez que por cosas de la vida, perdió un regalo mío, nunca la he visto sin aquel accesorio, debe brindarle descanso solo a la hora de  dormir, dejándolo en su velador junto al retrato en el que aparece la Familia con su mejor sonrisa, para temprano en la mañana llamando siempre a la algarabía de ver un nuevo día, más no creo que nunca en su vida le haya quitado la vista a aquel corazón que marca la esencia de lo vivido.

Ya que ahora es un accesorio lo que llevo, y este esta de igual modo, partido por la mitad, yace vagando por las sendas de mi memoria.
Coordinando con ella, me quede esperándola en el Paradero, para todo pronostico, llegar antes que ella, ser el primero para variar, pero como siempre, el que llego tarde fui Yo. Tengo como justificar siempre mi retrazo, me salvo de la regañada, pero no, de las mil preguntas, aquellas que siempre llego a responder con suma confianza y mucha maña, de hecho tengo siempre como librarla. Esa carita en la Mañana era la mejor recompensa, para que en la noche, cambiar las horas de sueño, por escribir, si, escribir de nuestro encuentro. A veces lo sonámbulo, nunca me deja, puedo pasar más de 3 días, sin dormir, siempre ella me dice que a la larga afectará a mi salud. Pero como siempre, un beso en la mañana es lo único que necesito para cambiar de Ánimos. Olvidar lo duro que me duele el ser tratado como ser Humano, y de vivir de la Aventura.



Las luces ya se habían apagado de aquellos Faroles ovoides, de ellos ya no salía vida, en cambio el cielo seguía medio plomizo, con lenguas amarillentas, indicios que puede que el gringo acompañe el día, era la primera vez, que veía un Amanecer, de esa manera se sentía uno tan reducido, era como estar en la presencia de la obra de Dios, la noche se escondía y dejaba al día de visita, cuando pasaban los minutos la incomodidad de su silencio hacia este encuentro, perturbador, como si mis músculos se hubiesen congelado por el frío mañanero, al retirar mis labios de los suyos, solo tuve un momento para mencionar la pregunta que quería hacerle. – ¿A dónde es que te vas?- la luz de sus ojos fue devorada por su sorpresa, convirtiéndome en una estatua de cera, estaba esperanzado que me diga la verdad, -las palabras que fueron dichas por una Hermana inconforme, y un Padre protector estaban deambulando ahora en mi cabeza, golpeando, golpeando-, tu aliento y respirar se apartaron de mí lentamente, se volvió a ver ha aquellas latas con ruedas que pasaban a cada minuto. Sí, cada minuto contaba, pero en aquel momento, Yo, yo no lo sabía. O mejor dicho, sabía que te mandaban al extranjero, pero como no estar Molesto, como no ser corroído por la duda, y de tus labios inmóviles, encontré la respuesta que quería, habías aceptado el irte, y Hoy era nuestra despedida. Pero Yo, hasta ese preciso instante no lo sabía.

Cuelga de mi brazo el saco, mastica ella ahora una goma, le gustaba el hacerlo, pidiendo siempre que la disculpara, como cuando pides el Fumar, y quieres saber si a los presentes les disgusta el que lo hagas, me gustaba siempre cuando pedía  permiso lo hacia con una gracia colorida, - ¿me disculpas….?....- decía, sabia que quería hacer, pero nunca terminaba la frase. Las figuras, de aquellas personas que pasaban, hacían de nuestro encuentro menos intimo, pienso Yo, que por alguna razón nos citamos aquí, para no hacer una escena, pero cuando noto en ella, que estaba esperando a alguien mas, miraba distraída siempre al que apareciera alguien, no es cuando note que estaba algo nerviosa es cuando le quise preguntar, pero callé, ya que su nerviosismo se dejaba ver, sus labios hacían globos con la goma, recuerdo que hacia ello para compensar el nerviosismo, eso es lo que me lleva a pensar que era ella, quien quería, deseaba con todo el corazón, que salieran las cosas bien, por ello no tenia como el descifrar aquel plan, esperaba entonces que me preguntase algo, pero como siempre su silencio decía mas de lo que ella cree.

Versiones de almas, pasaban siempre por nuestro lado, me daba cuenta de ello, pero nunca pensé que, de  entre aquellas almas esperando a un lado de la acera estaba su Padre. Si no dije nada en aquel momento fue por no encontrar palabras, tres personas  en el mismo lugar, dos de ellas, nunca habían entablado conversación, fue en aquella ocasión en que me sentí involucrado y a la vez vulnerable, un comienzo esperado por ella, pero nunca pensé que aquel encuentro seria aquella Mañana de Viernes.

El ascenso a tus labios fue lo que esperaba, derramando lagrimas por el Adiós, fue algo inevitable, era el último día de la semana, después venia el Sábado. Si, lo sabia ya, me lo dijeron antes, que debías irte de Viaje, pero como antes, las palabras no salieron a flote, y me encontré en un huracán de porques, espere a que solo llegase la noche, y fue cuando verte alejándote, partió contigo lo poco que queda de mi, me sobornaste con un ‘Volveré’, eso es lo que dijeron tus Padres, pero estaba planeado, que en aquella Mañana de Viernes, estaba escrito que aquel Adiós seria Amargo y vendría con lagrimas de sangre.

Pero lo que marco aquel Viernes, no fue tu Adiós, o la forma como lo hiciste, o me lo hiciste saber, menos el hecho de que mañana no te volvería a ver, mas puede que hasta la próxima semana crucemos palabras, por cartas, que siempre utilizábamos para sentirnos cerca, a veces era nuestra manera de decirnos las cosas, sin que estemos presentes de cuerpo y alma, la manera mas sana de decirnos las verdades que nos duelen y las que no, por ningún momento queríamos que se repitieran, sin embargo aquel viernes, lo cautivante de ese día, fue tu forma mas atenta de conllevar aquel encuentro, el hilvanar la conversación y llenar los huecos de la misma, la versión de un Adiós no mal intencionado, el verso de un Amor congeniando con la burla de saber que no regresarás, me vi como un tonto, cuando vuelvo a los brazos de aquel ser vertiginoso, excavando en mi, sonrisas forzadas, por saber como afrontar aquella realidad, aquel Día fue Mágico, puedo decirlo ya que no sentí mas que una sensación que desmoronaba mi cara amargada, dejando ver mi sonrisa mas perfecta, no adivinaba en aquel momento, porque esta de esa manera, si al escribir en el diario de mi memoria, que este día, lo volvería un Escrito, pero ahora, se ve mas como una Mágica Aventura, dijiste que serian 5 a 9 meses, los cuales solo por medios escogidos llevaríamos contacto, por cosas que faltarían el contar, pero con paciencia y sumo placer se puede el llegar a escribir de ello, es este escrito, que comenzado una mañana de Sábado, porque dije de forma valiosa que el esperar tu regreso será mi Religión.

El negro se resaltaba en los reflejos que de las vitrinas de aquellas Tiendas de grueso vestir, dejaban ver mi imagen flácida, perdí el apetito por aquellos días, venia el invierno, Yo ya sentía que me faltaría tu Calor, personalmente fui a tu Entierro, cosa que no volví a hacer, con ninguna otra persona, sea estos familiares o conocidos. La verdad el ambiente caldeado por la tristeza que se refleja por aquellos quienes despiden a los caídos. Es un ambiente el cual, no quiero el volver a vivir. Habrá sus exacciones, quiera Dios, que no me de un golpe igual de fuerte.
Mañana es Viernes 1ro, de cada viernes un Hola tuyo se acerca mas a mi realidad, versión por lo que puedo prevenir que no tengo mas nada que hacer, que esperar. Aquel Invierno, no gusto por muchas cosas, las verdades y lo lejano de tu estancia, hizo muy difícil el seguir en contacto. Mas cuando aquellos besos volados sonaron a un afecto desinteresado. Me resulto mas fácil el de llamar para saber como estabas, aquellas Cartas no llegaban a su destino, siempre encontraban obstáculos, algunas veces llamadas ‘Madre’, algunas otras llamadas tu Hermana. Verme en la penosa verdad de olvidarte, me resultaba más brutal, escogería la versión mía de sentirme en mi soledad.
Las cosas pasaron rápido, los días también, las cosas resultaron mal de aquí en adelante, no entendía que fue lo que me golpeo, cuando llamaron y la voz del auricular pronunciaba tu nombre, después de anunciar tu deceso. Mil pedazos veías caer. Mil pedazos de mi, veías en el suelo…. Ahora es que aquel dolor quiere el cicatrizar, hablar de ello, me ayudara.

Continuara.