febrero 01, 2012

Un paseo [por Texenery de la Cruz][escritores invitados]

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por Texy Cruz
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Tema: cumpleaños 30

Un Paseo




Es un día precioso, con esa brisa que despeja cuando el sol calienta la cara. En una plaza que suelo frecuentar, me siento a ver la vida mientras disfruto de mi gran placer, la lectura. Mientras me sumerjo en mis letras con lo que el autor me ofrece y mi imaginación, me distraigo con la vida cotidiana a mi alrededor.
Podría parecer un día normal un paseo usual salvo que en parte es un paseo en balanza sobre lo vivido y por vivir.

Hoy paso la recta de los benditos treinta y lo mejor que se me ocurrió es sopesar los placeres y pesares sentidos y por latir.
En frente, hay una pequeña fuente, que desde que recuerdo, muchos llaman la fuente de los deseos, arrojan monedas en su interior con la esperanza que le sean devueltas en sueños realizados.
A mi lado, un Kiosco con sus mesitas, que invita a tomar un refrigerio para soportar
el día, un olor a pan recién hecho y café despierta hasta los muertos.
De pronto un anciano se sienta a mi lado, posee un semblante enfadado,
le cuesta caminar y a duras penas consigue sentarse, al hacerlo me
mira y me dedica una inmensa sonrisa que me sorprendió, pensé que no
poseía, se le iluminó la cara de lado a lado, respondí con una para
acompañar semejante inspiración. Pude percibir como me miraba con
curiosidad, al verme escribir, de vez en cuando le devolvía la mirada
y una sonrisa de complicidad a la cual seguía con satisfacción como
enganche por comprendernos.
Cuando llegamos a cierta edad siempre recordamos tanto los buenos
momentos como los malos, escuchamos los anhelos por lo no encontrado o experimentado y los deseos por los sueños buscados.
No nos reprochamos ni culpamos por errores o actos por tomar las cosas como experiencias y buscar enfoques deleitosos que muestren los caminos de la madurez
y el aprendizaje en nuestro bagaje. Simplemente reflexionamos y disfrutamos
de lo que vemos.
Se oyen los cantos de los pájaros que también despiertan. De fondo algún
coche pasar de la carretera más próxima, todo bordado con el magnífico
fondo de las olas romper contra las rocas, que ponen el broche al paraíso
que me gusta contemplar. A mi izquierda, una escena me hace soltar una carcajada,
dos palomas luchan por un trozo de pan, cada una lo arrastra con su pico por una
punta, hasta que al final el pan se parte en dos y ambas corren a
proteger su botín para saborearlo.
Seguí sumergida en mi lectura, cuando de pronto alcé la vista y el
miedo me sorprendió, no me había percatado de que el lugar se había
llenado, no había oído la gente llegar, niños jugando a la pelota,
madres paseando sus carritos de bebés, amigos tomando café y
conversando, ancianos paseando, arrastrando sus cuerpos en busca de
sol que calentase sus cansados huesos...
Me levanté y tomé asiento en una mesa porque ya no pude resistirme al
olor de aquel café, mientras lo hacía, la conversación de dos
caballeros que se encontraban a mi lado me empapó. El caballero más
mayor, bien vestido, con porte elegante, de grandes bigotes y ojos
espantados, narraba a su amigo, como era aquella plaza hace unos años,
con penar en su rostro le contaba que la fuente no poseía baranda como
ahora, y que un día mientras trataba de rodarse para hacerle sitio a
una amiga que esperaba, cayó hacia detrás metiéndose de lleno dentro
de ella. De pronto se levantaron y se retiraron, dejándome allí, llena
de curiosidad por tal información, no podía dejar de preguntarme que
vergüenza tuvo que pasar si era la mujer que amaba, si ella le ayudó a
levantarse o que pasó entre ellos, nada satisfacía mi imaginación
sobre la historia que me cautivó y pensé por momentos retirarme del lugar.
De pronto una música comenzó a sonar, me hipnotizó y me arrastró hacia
ella, un grupo de música en vivo tocaba aquella canción...
“si no estás conmigo el temor no me deja dormir...dices tú,
yo te amo vida mía..."
Cómo ser inerte permanecí mientras esas letras calaban mi piel y mis
huesos temblaban de emoción, un escalofrío me abrazó mientras
maravillada desistí resistirme a irme y me dejé llevar por la música.
No sólo yo quedé anonadada, los rostros de los presentes se
encendían, todos parecían relajados y felices ante tal satisfacción,
por instantes todos querían obviar la vida y problemas cotidianos
para llenarse con el placer y gusto de la relajación con
total libertad, hacía mucho que no me sentía así.
La canción terminó y pude mirar al horizonte para alcanzar ver que mi paseo
y reflexión había acabado. Llegar a los treinta es alcanzar una plenitud de
querer tener experiencias que gratifiquen, sabemos mejor lo que deseamos
y lo que nos hace sentir bien.
Ya no tenemos tanta prisa por crecer sino queremos regocijarnos en las
cosas que quizás para muchos son incoercibles, no valoran y pasan
desapercibidas entre dolores, estrés o rutinas que maltrechan el camino.
Llegar a los treinta para mí es aprendizaje y conocimiento para mi misma,
se las piezas que necesito para mi puzzle, lo que me gusta o no,
lo que busco o anhelo y es simplemente llegar a una plenitud que
me permite saborear los placeres que no cuestan entre espinas de senderos. 



por Texy Cruz
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Tema: cumpleaños 30




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