Escritores Invitados
por Armando Q. (Perú)
#cartasalhombredebigote
el regalo perfecto
Una chompa
comprada con amor, sentimiento que como el sudor, brota por el cuerpo solo
cuando es forzado. Mas no es algo que llegue a sentirse; en estos momentos leo
mensajes en una pantalla, muros de unos cuantos miles que han salido de sus
cuevas para escribir que el día de hoy es especial, pero los párrafos que leo,
son algo llevado a lo cotidiano por estas fechas, un perfecto ejemplo, de cómo
se gastan segundos, he incluso horas, queriendo mostrar un cuadro perfecto,
mostrar lo que realmente se debe dar en la practica. Pero preferimos
compartirlo con todos, y aquello es más que nada, una vanidad. Un accesorio de lana que quiere
borrar los errores, la falta de cariño, el desconsuelo, el fracaso. Un regalo
que abruma al festejado, lo sorprende, lo hechiza, es como si borrase el casette
de su memoria, en donde están los recuerdos de cuando por primera vez fue
nombrado padre, y que ahora, ya con los años, verse en la escena de haber fracasado
en el intento. Un accesorio que encuentra como ser ‘el mejor regalo del día’,
solo porque el frío de Lima lo obliga a utilizar prendas gruesas. Que si no
fuera por el pequeño detalle que algunos dictan y gritan al viento, que hoy es un
día especial, es claro, que es, un día como cualquier otro. Yo no invento. Un día cualquiera.
Rechazo
rotundamente convertir este día en un negocio de favores, un maniquí ahora
muestra la sonrisa que no mostraba en años, agradeciendo los saludos, pero como
han de ser las cosas, como las he de conocer, no hay nada porqué celebrar. Viendo
aquellos pasajes de su existencia, decir el discurso del día, aquella espera de
que pronto llegara el descanso, y que las personas que ahora se encuentran aquí,
esperando una cena, serán más que nada, solo recuerdos, de un borrador.
He ahí el regalo
que ahora aglomeran junto a muchos otros, de personas que creen que lo
material los salvara del tiempo, que esa pequeña prenda, por su gran
significado y peso, borrara sus faltas: los insultos, de cuando adolescente sentías
odio por tu viejo; las lágrimas, cuando fuiste quien las provoco; las veces que
no obedecieron, cuando las ordenes eran dadas por su bien; los días de soledad,
junto a la ventana esperando el regreso de un hijo problemático; los concejos
que desperdiciaron, cuando estos fueron dados por un hombre canoso, inacabable
y pomposo, echando al viento su sabiduría, pero que no supiste escuchar. Unos
cuantos intentan ser amables, otros pretenden que nada a pasado, y dan un
abrazo al ser que les dio la vida, cual amigos de antaño. A no ser que esperan
la estocada del comentario inoportuno, o la sentencia de que la herencia no se
dictara este día. Luego todos se sientan, pero nadie habla, el silencio se
apodera de la sala, y los comentarios que se escuchan: son para hablar de las
canas, de lo mucho que ha envejecido el viejo, de cómo quiere este ser
enterrado. De que si mármol o una cripta, que si flores o un Jarrón de cobre. Ya
no hay años, como los que de niño, solo era entregar el dibujo perfecto, echo
por las manos pequeñas de un hijo ilusionado, porque su padre, atesore en sus
manos, un dibujo de colores vivos. Ahora ya no hay nada que haga volver aquella
sonrisa. Mas solo el recuerdo, de que los días, fueron pasando, pero que los
recuerdos, nadie se los quita.
Pero él sabe que
no es porque no hubo oportunidad de hablar, no hubo voluntad de mi parte, el
seguir sus concejos, sus palabras pasaron a un cuaderno que ahora perdí. Le estoy
haciendo recodar de cuando era niño, pero su memoria ahora le falla, le encanta
como el vaso de cebada exprime nuestras vidas, ya que el simple hecho de poder
dictar el brindis del día, y dedicarlo a sus hijos, lo llenan de gloria y alegría,
lo realzan como inmaculado, le entramos a las anécdotas, nos encontramos en
nuestros cuentos, nos hacemos grandes, pero nunca mas, como para no poder
seguir brindando que un día fue él, hijo, y que un día, seré Yo, con la preocupación
del caso, Padre.
Feliz Día Papá, gracias por todo. |