"Nuestro Acuerdo"
Querido amigo:
Te escribo, porque esta es mi forma cobarde de huir y decirte al mismo
tiempo mis razones, mis motivos y también aunque intentare camuflarlos lo más
que pueda de ti, mis sentimientos. Si, esos sentimientos que volvieron de donde
yo no sé, a perturbarme, a hacerme sentir que piso la cuerda floja, que estoy
en un barco en medio del océano y mi
corazón está en la plancha, listo para saltar y yo no puedo sujetarlo.
De hecho ya salto. Y a eso vengo hoy, a decirte que ya lo hizo el. Y no
tuve nada que ver.
Me gustaste desde la primera vez que compartimos una tarde, porque aunque
antes de salir, siempre me pareció que eras un chico curioso, y que sería
interesante conocerte, pero no fue hasta volver de esa primera cita, que supe,
que me di cuenta, aunque lo negué lo más que pude, que me gustabas.
El tiempo siguió como siempre lo hace, ajeno al dolor o a las
alegrías que podamos tener, no reduce su caudal, y sigue pasando estrepitosamente
por nuestras vidas, y de esa forma llegó la segunda cita, y en ella, te juro,
por más de un hora, por más de ese tiempo, yo creí que te gustaba.
Fue la forma en que me mirabas y cuanto te acercabas, fue tu contacto, tu
piel con mi piel, por más inocente que fueran nuestras ingenuas caricias, fue
ese contacto que me hizo pensar que estaba en riesgo, que estaba corriendo un
terrible peligro a tu lado, que podía llegar a enamorarme de ti.
Y luego dijiste que te gustaba demasiado y yo me quede callada, sin saber
si era correcto decirte que sentía lo mismo, y solo dije algo para salirme por
la tangente. Luego pasaron días y te sentí distante y también me aleje de ti,
al mismo tiempo que luchaba con acercarme. ¿Es curioso verdad? ¿Cómo puedes
acercarte y alejarte de la misma persona
y al mismo? Es casi inexplicable, pero eso sentí que hice y tú fuiste bueno,
eras muy bueno ayudándome con eso.
Y entonces solo quedaron esas cortas veces en las que nos veíamos, casi insignificantes, si no fuera porque sinceramente sentía que me ponías atención, que
yo te interesaba ¿Gran error? Aun no lo sé.
Y no fue hasta hoy en la mañana, cuando desperté, que fue que me di cuenta, que había caído, que había perdido, que
había vuelto a subirme a la montaña
rusa. Porque, me he enamorado de ti.
Y es aún más extraño, justo hace no más de 24 horas, te había propuesto un
acuerdo:
“Para que nuestra amistad nunca se acabe o se eche a perder, si en algún
momento llegamos a enamorarnos el uno del otro, nos lo decimos y vemos la forma
de arreglarlo, de seguir siendo amigos, lo que quiero decir es que, seamos
capaces de decírnoslo”
¿Realmente tonto no? Cuando más lo pienso, más se por qué lo hice, y menos
lógica le encuentro.
Entonces tu agregaste “¿Entonces aceptas? Tú también tienes que
estar de acuerdo” “Sí, claro”, respondí tan ingenua. Es que en ese
momento no pensé que pasaría, no lo vi venir hasta entonces. Hasta hoy.
Tal vez me fui enamorando de ti lentamente, desde la primera vez que te vi
en el paradero, tal vez me fuiste gustando poco a poco y mis sentimientos
iban madurando a la par que no me cansaba de decir que “No me enamoraría de ti”
Pero hoy estoy aquí, delante de ti y escondida detrás de estas letras,
cumpliendo el acuerdo que pocas horas atrás te propuse, estoy delante de ti, tímida,
escondiéndome entre las propias palabras, soñando con un beso, que no lo
admitiera delante de ti.
Me he enamorado de ti, pero no quiero echar a perder nuestra amistad ¿Comprendes?
Porque yo podría poco a poco dejar de sentir esto por ti y volvería a verte
como al principio, como un buen amigo, y así tú y yo podríamos salir de vez en
cuando y pasar un buen momento. Y esa era la razón lógica por la que te propuse
el acuerdo, si lo piensas, es comprensible, pero esa no fue mi verdadera
intención. Como te dije hace un momento, todo lo que posiblemente quería, era
que me callaras con un beso.
Podría prometerte que no dejare crecer este sentimiento, puedo prometerte,
que me alejare lo más que pueda de mis emociones hacia ti, que haré lo posible
por cerrar los ojos del corazón, que volverás a ser solo mi amigo y nada más,
podría prometerte eso, pero estoy aquí a punto de pactar en mi corazón la
promesa, sin embargo, estoy delante de ti, a una palabra tuya, a que solo me
digas, si eso es lo que realmente quieres.
Voy a distanciarme de ti, lo sé, será algo mejor para los dos, solo voy a
hacerte mío en mis escritos, y solo ahí me permitiré besarte, y será casi
verdadero, y podre sentirlo, solo que con la única diferencia, que tú nunca sabrás
quien eres en mi historia.
No es necesario que firme esta confesión, si la lees, tú sabrás perfectamente
que la escribí yo. No obstante, si la lees, me gustaría que me lo dijeras, que
me escribieras aunque sea un “La Leí”
y de esa forma sabré que lo sabes, y aunque tal vez no correspondas a mis sentimientos, no te
preocupes, estoy evitándolos en cuanto vienen a mí y sé que podré volver a ser
tu amiga y verte de la manera correcta que mi razón dice que es; aunque como ya
dije antes, mi corazón anda buscando un salvavidas después de haber saltado por
la tabla, si encuentra o no un salvavidas o si aprende a nadar mientras se
ahoga, sé que estará bien. Solo tú, sigue siento tú mismo. Me quedo con las
palabras que me dijiste anoche. “Te ves bonita, solo sé tú misma”
Te quiero chico, y no sé si el destino lo predijo, pero estoy terminando de
escribirte y de esta forma, cumplo con el acuerdo. Te veo luego o mañana o la semana que viene,
ya veremos.
Cuídate, un brazo y un beso.
Atte.
“Espero
que lo sepas”